lunes, 10 de noviembre de 2014

Los tres mosqueteros - 'Mosqueperras desteñidas jamás serán vencidas'











Titulo Original:
The Three Musketeers
Año: 2011
Duración: 110 min.
País: Estados Unidos
Director: Paul W.S. Anderson
Guión: Alex Litvak, Andrew Davies (Novela: Alejandro Dumas)
Música: Paul Haslinger
Reparto: Logan Lerman, Luke Evans, Ray Stevenson, Matthew Macfadyen, Milla Jovovich, Orlando Bloom, Christoph Waltz, Juno Temple, Mads Mikkelsen, Til Schweiger, James Corden





Francia, siglo XVII. Athos, Porthos y Aramis son tres prodigiosos espadachines que pertenecen al cuerpo de mosqueteros del rey Luis XIII de Francia (1610-1643). A París llega un joven y valeroso gascón que ingresa en la guardia del Rey para hacerse mosquetero. Los cuatro tendrán que hacer frente a una maquiavélica conspiración urdida por el cardenal Richelieu para derrocar al rey. Adaptación actualizada de la novela homónima de Alejandro Dumas. 


En 2011, nuestro querido amigo Paul W.S Anderson -artífice de, entre otras películas, la fenomenal saga Resident Evil- llevó a la gran pantalla su particular visión de la novela Los Tres Mosqueteros de Alejandro Dumas. Impertérritos ante las chustarras perpetradas por este chafanidos, en la redacción de Cine...¡y acción! Acogimos con ansias la fabulosa tarea de analizar palmo a palmo el novedoso engendro de Anderson, engendro diabólico que se salva (como siempre) gracias a la presencia de la cañonérrima Mila Jovovich (¿o deberíamos empezar a llamarla “MILFA” Jovovich?). Puesto que Los Tres Mosqueteros parte de una base literaria bien conocida y ha sido sodomizada en incontables ocasiones, pasaremos a hablar del producto en sí y las novedades del enfoque dado por el cineasta estadounidense. Para empezar, hay que decir que tenemos entre manos un pastiche apestoso que mezcla sin ningún tipo de vergüenza el cine de ninjas, Assassins Creed, Matrix y el “tiempo bala”, las fantasmadas propias del cine de Guy Ritchie y por supuesto un steampunk marca Hacendado, todo ello aderezado con supuesto gracejo y nulo sentido del ridículo.

Vayamos pues al lío. La historia va de un tronista que quiere convertirse en mosqueperra del Rey Luis, como antes de él fue su padre y tras una serie de mierdas termina haciéndose amiguito de las Mosqueperras más valientes de París. Por supuesto, el papel de Milady (desempeñado por Milfa Jovovich) poco o nada tiene que ver con el original y aquí tenemos de vuelta a Alice (de la saga Resident Evil) para repartir unas cuantas hostias y poner la ciudad patas arriba. Ahora Milady de Winter ayuda a las Mosqueperras y es una especie de ninja (kunoichi, para ser exactos) vestida con corpiño y ligueros que está ahí para poner brutísimo al personal y de paso al voyeur de su marido, que ya sabe muy bien cómo captar nuestra atención aunque sus pelis sean la mierda. Nuestra amiga Alice pasa a concentrar todo el interés de Los Tres Mosqueteros y a captar toda nuestra atención cada vez que sale en pantalla. De verdad que no sé cómo lo hace esta tía, cada vez está más buenorra.

El guión -absurdo a más no poder- se arrastra miserablemente y conforme avanza llegamos a conocer a dos personajes que pasarán a la historia del cine como los más hermosos y astutos del cine de aventuras moderno. Por un lado tenemos al Rey de Francia, Luis, el hipster mayor del reino que viste como una retromoderna, como un putón desorejado y que lleva unos taconazos dignos de las carreras que se organizan en el Día del Orgullo Gay. Es una maruja oligofrénica, tanto que su única aspiración en la peli es vestir a la moda, eligiendo con cuidado los colores de su atuendo y marcándose unos buenos piques con el Duque de Fuckingham (Buckingham). ¿Y a quién tenemos como el Duque inglés? ¡A Orlandito Bloom! Sí, amigas y amigos, la payasa que ste verano se ha pegado unos buenos tirones de peluca en Ibiza con la perraca de Justino Beaver. Tenéis que ver esta película solo por echarle un ojo al look del Duque de Fuckingham... Para mear y echar sangre. Según Paul Anderson, la Francia de los Luises estaba llena de gentes ridículas que vestían como Tino Casal y Los Nuevos Románticos de la década de 1980. De repente te saca unos pendientes, unos leotardos y unos cardados de peluquería china de barrio que ríase “ustec” de las petardas horteras de Spandau Ballet. 

Yo me iba viendo la peli y decía a cada rato, “calma, calma, ya queda menos para que salga Alice repartiendo toyacas en fila india, olvida lo que acabas de ver”. Sin embargo, os juro que en el proceso de visionado de Los Tres Mosqueteros, se me iban cerrando los ojos y tuve que hacer un gran esfuerzo para terminar de verla. Sencillamente estaba deseando que esta mierda acabara. Si hasta tenemos a Christoph Waltz como el Cardenal Richelieu, un papel que desempeña en modo automático y que destaca por encima de la media del reparto. Luego tenemos también a Luke Evans y a Ray Stevenson para arreglar algo el desaguisado, pero es que no hay mucho que pueda salvarse. Las Mosqueperras se pasan toda la película peleando con coreografías a cámara lenta y masacrando a la Guardia de Richelieu sin que nos importe un cojón de gato. Para rematar todo este pifostio nos meten así sin avisar unas pinceladas desteampunk y su tecnología basada en las máquinas de vapor con unos barcos que a la postre son dirigibles cual Zeppelin y que vuelan por los aires raudos como un amoto del infierno.

¿Qué tiene que ver el steampunk con Los Tres Mosqueteros? Si hablamos de la Inglaterra victoriana y la revolución industrial, el steampunk tiene su lógica, pero es que en esta peli no pega ni con Loctite. El oligofrénico de Anderson es un tipo que se salta toda la lógica para perpetrar lo que a él le viene en gana, aunque resulte una puta mierda pinchada en una estaca, así de claro. Por hacer una comparación, esta gente que sale en Los Tres Mosqueteros tienen barcos que vuelan pero por el contrario todavía dependen de los caballos y la tracción animal para moverse por tierra firme, y por supuesto no saben lo que es una puta locomotora. ¿Es posible creer que es más fácil diseñar un cacharro que vuela antes que un medio de transporte terrestre sobre raíles? Lo peor de esta peli no es que sea fantasiosa y carezca de lógica alguna, esto es algo que ya hay que presuponer y aceptar cuando sabemos quién está tras las cámaras. El verdadero problema es que se hace aburrida (salvo en los momentos en que actua Mila), muy aburrida. No funciona como una película de entretenimiento porque su humor es lerdo, sus diálogos absurdos y sus personajes absolutamente jilipollescos. Os pondré el ejemplo de Planchet, el maromo que da alojamiento a las Mosqueperras espadachinas. El tiepo se tiene que salir a dormir al balcón porque no hay sitio para él, justo donde las palomas le esperan para soltarle en la cara unos buenos truños mientras duerme. Humor de garrafón, situaciones absurdas que nos hacen volar al país de la vergüenza ajena.

Luego está la ambientación, que hace de París el escenario perfecto para un anuncio de colonias. Está todo tan limpio y pulcro que parece que es un parque temático, más que la atestada capital de un país europeo en pleno siglo XVII. Como podéis ver, volvemos a las andadas con el señor Anderson, un tipo que jamás ha leído un clásico de aventuras como es Los Tres Mosqueteros y que consigue sodomizar el gran libro de Dumas con una facilidad inusitada. La historia de amor entre Dartagnan y su churri es bastante insulsa en la peli, realmente te hace sentir que sobra muchísimo, como pasa con gran cantidad de la chustarra metida a martillazos en el filme. El malo que actúa como mano ejecutora de Richelieu es Rochefort y está encarnado por Macks Mikkelsen, lo que te da una sensación de deja-vu, es como ver a Hannibal Lecter disfrazado con capa y sombrero. Como nos tiene acostumbrados Anderson, todo tiende a quedarse a medio gas por culpa de un guión de mierda, previsible al 1000% salvo por esa escena final donde parece que contemplamos el desembarco de Normandía con barcos voladores y demás macarradas marca de la casa. Le falta, por otro lado, algo esencial para alcanzar el estatus de obra maestra: los zombies persiguiendo a nuestra amiga Milfa Jovovich, diosa que se reinterpreta a sí misma en todas las películas de su marido. Si os gusta sufrir, dadle una oportunidad a las Mosqueperras, cine de palomitas para olvidar y poco más.

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