domingo, 17 de agosto de 2014

La novia de Re-Animator (Bride of Re-Animator)







Título original: Bride of Re-Animator
Año: 1990
Duración: 92 min.
País: EEUU
Director: Brian Yuzna
Guion: Brian Yuzna, Woody Keith, Rick Fry (Historias: H.P. Lovecraft)
Música: Richard Band
Reparto: Jeffrey Combs, Bruce Abbott, Claude Earl Jones, Fabiana Udenio, Kathleen Kinmont, Mel Stewart, Mary Sheldon, Marge Turner, Johnny Legend.
Premios:
1990: Festival de Sitges: Sección oficial largometrajes a concurso.









Han transcurrido cinco años desde aquella terrible noche en el depósito de cadáveres del Hospital Miskatonic University, en Massachussets, donde los muertos resucitaron desencadenando su espeluznante furor contra los vivos y contra ellos mismos (en una increíble oleada de horror que fue conocida como la "Masacre de Miskatonic"). Aquella noche, los Doctores Herbert Wells y Dan Cain inyectaron a los cadáveres el increíble descubrimiento de Wells; un suero capaz de devolver la vida a los muertos. Ahora, un lustro después, el demente doctor West continúa perfeccionando su misteriosa fórmula para regenerar tejidos muertos. En esta ocasión West pretende crear un nuevo ser utilizando las distintas partes de varios cadáveres...



Ya he comentado en muchas ocasiones lo mucho que me gusta la historia de Lovecraft sobre el pirado doctor West, y como su adaptación cinematográfica es una de esas cintas que veo periódicamente, porque simplemente es una de mis cintas favoritas. Y, por supuesto, ni se la de veces ya que he dicho que el actor que lo interpreta, Jeffrey Combs, es uno de mis actores favoritos de cine de serie B (todas toditas sus películas me he visto).
La continuación de “Re-Animator”, de la que hoy os hablo, es aún más delirante, sangrienta y loca que su predecesora. Mezclando mucho humor negro y gore (¿Qué hay mejor que eso?). Y todo envuelto en un aura macabra, oscura y muy enfermiza. Y además, con clara inspiración a ‘Frankenstein’, pero en versión macarra.


Nuestro querido doctor West sigue empecinado en crear la vida con su mejunje verde fosforito, pero como no, todo vuelve a irle mal. Porque su preparado sigue despertando a los muertos de forma violenta y sin rastro de humanidad. Más bien en plan zombis muy cabreados y con ganas de destripar a todo ser vivo.
Pero en esta ocasión, su mayor obsesión es crear una vida nueva uniendo partes del cuerpo de otros seres humanas, para crear a la mujer perfecta. Y empleará el corazón de la novia de su amigo, (muerta en la primera cinta), para de esta manera, provocarle un poco y que se le una para ayudarle en sus experimentos. Que tiene gracia, después de todo lo que padeció en la primera película, a Dan aún le quedan ganas de ser amigo de Herbert y compartir piso con él (situado al lado de un cementerio, por supuesto, que así los cadáveres le salen gratis al bueno de West). Y no sólo eso, siguen trabajando juntos en el mismo hospital y West continua con sus experimentos locos y pidiéndole que colabore. Si esto no es una buena amistad… ¡ya no sé qué lo es!


Los efectos especiales son simplemente geniales. Muy logrados y efectistas, con los que veremos a las creaciones de nuestro loco doctor campar a sus anchas… desde monísimos ojos con dedos, pasando por pies-manos o perros con piernas humanas. ¡Al doctor West se le ocurren miles de combinaciones posibles! Y todas, hechas de esa manera tan especial (y casera) y con tanto encanto de los 90 (a mí me gusta más que por ordenador, que queréis… que los efectos especiales digitales si no son de películas de elevados presupuestos, son más cutres que cualquier serie Z).
En definitiva, el diseño final desde luego es genial y muy atractivo (a ojos de gente como yo, que es el público de la cinta, por supuesto).
Y la ambientación, pues tétrica y con toques coloridos a la vez. Buen juego de iluminaciones y de decorados.



Los actores cumplen todos a la perfección, pero por supuesto, destaca por encima de ellos un gran Jeffrey Combs metido de nuevo en la piel del doctor Herbert West. Que lo de interpretar a locos doctores, con poca capacidad empática, y más bien psicópatas perdidos, se le da de lujo. Con su ya de por si cara de malo y sus sonrisas cínicas (y pícaras), transmite perfectamente su grado de locura. Logrando no mostrar emociones en su fría mirada, pero a la vez transmitir toda su locura con sus expresiones. Todo aderezado con la seriedad y rigor científico con la que nos explica su procedimiento.
No se me ocurre nadie mejor que él para interpretarlo. Sé que muy imparcial no soy porque me encanta, pero en todos sus películas siempre da vida a personajes la mar de particulares y lo borda.




El guion de la cinta es toda una sucesión de locuras, plagadas de humor negro y gore. Con la idea inicial de la ambición humana de jugar a ser Dios.
Bien es cierto que no innova mucho respecto con la idea principal ya establecida en la primera película. Repite lo mismo, pero con un poco más de todos los ingredientes principales (como debe ser una buena secuela, vaya) y añadiendo su moderna versión de ‘Frankenstein’.
A destacar sus fantásticos créditos iniciales (presentes en las tres cintas de la saga) y su BSO con clara inspiración en la de "Psicosis" (pero más actualizada y 'rockera'... ¿os he dicho que es el tono de llamada de mi móvil? XD)






Y para finalizar… ¿Qué si la recomiendo? ¡Por supuesto! Ya he dicho que de vez en cuando me entra la ‘locura’ y me veo las tres de la saga (la tercera no es tan genial como las dos primeras, pero a mí me gusta también).
Obviamente, uno debe ser aficionado a este tipo de cine. Pero si lo eres, y aun no has visto esta joyita, ya tardas. Uno de los mejores médicos locos existentes en el cine de terror, tanto por el personaje en sí del propio Herbert West, como por la interpretación que le da el gran Jeffrey Combs. Tan divertida como la primera, con muchos más añadidos que harán las delicias de los fans.

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