domingo, 3 de noviembre de 2013

Bad Milo!







Título original: Bad Milo!
Año: 2012
Duración: 85 min.
País: EEUU
Director: Jacob Vaughan
Guion: Benjamin Hayes, Jacob Vaughan
Música: Ted Masur
Reparto: Ken Marino, Gillian Jacobs, Peter Stormare, Patrick Warburton, Stephen Root, Mary Kay Place, Jonathan Daniel Brown, Kumail Nanjiani, Toby Huss.
Premios:
2013: Festival de Sitges: Selección oficial competitiva (Sección "Panorama")








Duncan convive con un demonio dentro de su estómago, y cuando se siente sobrepasado y con estrés, Milo (el nombre con el que bautiza a su demonio) sale y soluciona sus problemas, pero de forma violenta, matando a quien le estorbase.
Duncan decide acudir al psicólogo, que le cuenta que ese demonio forma parte de él, refleja su ansiedad, y que no puede deshacerse de él sin que una parte de sí mismo muera. El problema viene porque Milo decide que la mujer de Ducan y su futuro hijo son una amenaza y quiere eliminarlos...




Milo en modo malvado y clamando venganza.

Las comedias de terror, en especial si son a la vieja usanza, con sus efectos especiales, llamémoslos ‘retro’, son de las películas con las que más disfruto, y esta, es una de ellas. Un argumento surrealista, efectos totalmente ochenteros (usando un muñeco en vez de un ordenador) y con su toque gore, no pido más, soy feliz así. Son, para mí, las mejores cintas que te puedes poner cuando quieres desconectar viendo algo sencillo y de duración estándar (que más de 2h a día de hoy es excesivo para mí… ¡últimamente no dispongo de tanto tiempo!)
Y es que uno de los grandes aciertos de “Bad Milo!” es el uso de muñecos, el muñequito Milo exactamente, que le da ese toque del que hablaba. Recuerda totalmente a esas películas de serie B de bajo presupuesto que se hacían hace años (y que tanto me gustan).


Milo en modo adorable es una monada...


Otro punto curioso es que a pesar de lo bizarro que pueda resultar su argumento, luego no es para tanto. También os advierto, para los más sensibleros, que no hay escenas desagradables, casi es más imaginárselo (al fin y al cabo, Milo sale por la retaguardia, si…).
Y es que, un demonio que sale por el culo para matar, pues es algo que contado así de primeras a la gente, pues no creo que convenza a mucho público. Pero es que el pequeño Milo es tan humano (es que es monísimo… es la versión guay de “E.T.” ¿Os he contado mi odio hacia esta película de Spielberg?) y tan fácilmente comprensible, que igual no te importaría demasiado hasta tener uno (igual aquí me paso) y es que, que se vengue de los pesados con los que nos vamos topando en el día a día, es más bien una ventaja que una desventaja.
En cuanto al gore, eso sí que veréis, pero no mucho. En plan bruto, porque sangre hay más que en un hospital…



Los actores están todos correctos para el tipo de producción que es. El protagonista lo hace muy bien y el psicólogo chalado (interpretado por el genial Peter Stormare) es una gracia. Mira que a Peter se le dan bien estos papeles de pirado mal de la cabeza.
Obviamente ni encontraremos actuaciones de Oscar (aunque, para los Oscars que reciben algunos…) ni nada del estilo. Pero si lo justo para que todo este correcto y te haga disfrutar sin un sangrado de ojos.
Cuenta un guion bien hilado, que fluye sin momentos de bajón o de relleno. Los gags están todos en su sitio, graciosos, y mezclando el humor negro con el terror y el más puro cachondeo. Todo decorado y ambientado como si de una cinta de serie B se tratase. Muy cuidados todos los detalles.



Y oye, seamos sinceros, que el argumento es más original que muchas de las películas que podáis ver últimamente por la cartelera. Trata, aunque sea a modo de cachondeo, ese “demonio interior” que se dice que todos tenemos. Aquí en la cinta, tomado totalmente al pie de la letra. Y que sale a la luz cuando nuestro protagonista sufre estrés o ansiedad, y se encarga de hacer lo que él jamás se atrevería a hacer, matar para solucionar los problemas que la gente (toda estúpida) le causa, desde un compañero de trabajo inútil, pasando por un jefe insoportable a médicos incompetentes. El problema viene cuando su mujer se queda embarazada y pensar en tener un hijo le asusta, por los problemas que eso acarrea, y su demonio Milo lo interpreta como una amenaza de la que hay que librarse matándola.


¿Y qué dice que tengo Doctor?


En definitiva, una película muy graciosa y divertida que hará pasar un rato genial a todos los fans de este tipo de cintas (remilgados abstenerse). Sabe en qué liga juega y no pretende ir más allá, lo que es todo un acierto. Da lo que esperas de ella.
Eso sí, un poquito más de mala leche y sangre en los ataques de Milo es algo que si le he echado en falta…







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